Dirigentes de base del Partido Colorado aseguran que el principal problema electoral en Asunción no pasa solamente por si Camilo Pérez López Moreira logra o no instalar su candidatura, sino por la pérdida de confianza hacia Horacio Cartes y el presidente Santiago Peña dentro de sectores del oficialismo.
Según expresaron, muchos presidentes de seccionales hoy “aceptan todo” porque cuentan con cargos en diferentes instituciones públicas. Sin embargo, afirman que la molestia real se da entre la militancia y los operadores barriales que “no recibieron lo prometido”, situación que —según relatan— se escucha en reuniones con punteros y comisiones vecinales.
El antecedente “Nenecho”
En casi todas las conversaciones aparece un mismo punto de referencia: Óscar “Nenecho” Rodríguez.
Los referentes de base sostienen que el intendente puso a disposición la estructura municipal —incluyendo funcionarios, logística y combustible— para respaldar las candidaturas oficialistas en la capital. Incluso mencionan que, a pedido de Horacio Cartes, la Municipalidad de Asunción habría acompañado campañas de actuales diputados en el departamento central.
El claro ejemplo es el caso de Raúl Latorre, hoy presidente de la Cámara de Diputados, quien habría recibido apoyo clave desde la gestión municipal y luego, no movio un dedo en defensa de Nenecho.
Sin embargo, lo que hoy se escucha entre los colorados es que “a Nenecho lo usaron y luego lo dejaron de lado”. Ese sentimiento —dicen— está generando fuerte resistencia en la militancia.
“No queremos otro caso como Peña”
Los operadores barriales sostienen que el temor no es solo “trabajar para instalar a un candidato sin trayectoria política”, sino lo que ocurre después.
“Hacés ganar y después ni te recibe”
—expresó uno de los referentes consultados.
También recuerdan la experiencia con el actual presidente:
“Trabajamos para que Santiago Peña llegue. Ahora decime, ¿a qué presidente de seccional recibe?”
—cuestionan.
Base movilizada, pero desconfiada
El análisis que comparten es claro:
la estructura formal del partido sigue alineada, pero la confianza política está deteriorada.
Y hoy, en un escenario electoral competitivo, la confianza —dicen— puede valer más que cualquier aparato, mas aun que, ahi, enfrente, estan los candidatos de la disidencia que siempre tuvieron mejor llegada a las bases,
