Allá por enero del 2020 las noticias sobre un virus chino parecía tan alejada de nuestra realidad, comenzaba un año donde las peleas por «chapas políticas» eran la constante. Los mismos políticos de siempre buscaban caer en simpatía con los «líderes» de sus movimientos para tener la famosa «bendición» política y por ende algún tipo de ayuda económica para solventar su campaña, primero en internas y luego las generales en las elecciones municipales.
En marzo, como un balde de agua fría nos cayó el inicio de unos 15 días de cuarentena que se extiende hasta hoy, un año después.
En este tiempo, la pandemia va dejando secuelas que nunca antes nos hubiéramos imaginado, muertes de familiares, de amigos, una economía difícil de recuperar, un estado ausente desde hace décadas y la suspensión de las elecciones municipales.
Nuestro país que mueve su economía alrededor de las campañas políticas, se detuvo.
El año pasado cualquiera hubiera querido llevar la chapa «oficialista» porque eso significa meter la mano en el erario público utilizando los bienes y los cargos a gusto y paladar del oficialista.
Quien iba a pensar que la imagen de un presidente, aunque con pocas luces, se desgastaría tanto hasta ser una carga para el que pretende ser candidato oficialista.
Así las cosas, hoy la pandemia va dejando pobreza, tristeza, luto ciudadano y por supuesto «cadáveres políticos» por la falta de liderazgo de un presidente incapaz de ser líder o tomar decisiones que fortalezca una crisis impensada para el mundo.
Tal es el caso del candidato a intendente de Asunción por la chapa del movimiento Añetete, el concejal Daniel Centurión quien ocupa un cargo en la junta municipal por más de 2 periodos sin mayores resultados y que ahora no levanta su candidatura según las encuestas que ellos mismo manejan.
La candidatura que de hecho ya salió tarde, no puede equilibrarse porque el «líder» no está equilibrado en sus decisiones de gobierno.
Un gobierno sospechado de corrupción, inoperancia e inutilidad no puede sostener una candidatura y nada más ni nada menos que de la intendencia de Asunción.
Los «expertos» en campaña opinan que el candidato Centurión debe buscar la forma de despegarse del presidente Mario Abdo, si pretende una carrera política a futuro.
Así como la candidatura de Centurión va camino al fracaso, no se vislumbra que en el 2023 alguien se anime a decir que tiene a Mario Abdo Benítez como líder para llevar la chapa del movimiento Añetete.
Esta pandemia nos va dejando lo que en las urnas no se pudo conseguir hasta hoy, «‘cadáveres políticos», y al partido colorado en su peor momento, y ahora están pretendiendo suspender de nuevo las municipales por que saben que pueden perder ciudades importantes por culpa del mal gobierno que lleva a los tumbos y que nadie sabe hasta cuando Mario Abdo.