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Edmundo Valenzuela «con la pandemia descubrimos que además de ricos, somos todos al mismo tiempo pobres»

El monseñor Edmundo Valenzuela, minutos antes de culminar la misa central de Caacupé, hizo lectura de una “carta al pueblo paraguayo Nº 3, donde desnuda ciertas incoherencias en la gobernabilidad de las autoridades. Lamenta que por a causa de la falta de acción inmediata de los gobernantes se hayan perdido miles de vidas por el Covid 19.

Pidió, además, frenar las muertes por la “desidia, negligencia y la corrupción en el sector de Salud Pública. El padre lamentó la angustiosa espera de familiares de secuestrados y fustigó contra el endeudamiento extremo del país, que se dilucida en el Presupuesto General de la Nación, entre otras cosas.

“Lamentamos el fallecimiento de miles y miles de seres queridos (durante la pandemia). Muchos de ellos pudieron haberse salvado o vivir más tiempo, si la reacción gubernamental hubiese sido más acertada y no tan débil para enfrentar eficientemente el problema, tal como era de esperarse de quienes están investidos de autoridad en ese campo y a quienes las instituciones pertinentes pusieron a disposición los recursos y mecanismos necesarios para ello”, señala el documento.

“Si aplicamos este concepto del ejercicio cristiano del poder, tenemos derecho a esperar con ansias que este año terminen definitivamente los fallecimientos por desidia, negligencia y corrupción en el sector de la Salud. Sabemos que el Estado sigue teniendo una deuda social con la salud pública para la atención a las personas carenciadas. No es justo que los altos miembros del Estado, en vez de usar los servicios de salud de la colectividad, gastan el dinero público en seguros privilegiados de la medicina prepaga, como si tuvieran naturalmente más derechos que el común de la gente”, fustiga.

En otro punto, refiere que “con la pandemia descubrimos que además de ricos, somos todos al mismo tiempo pobres. La riqueza no se trata solamente de fortuna, de dinero, de bienes y consumo, así como la pobreza no se trata solamente de no tener dinero ni bienes en abundancia. La pandemia nos puso a todos en un mismo plano, tanto a ricos como a pobres. Ricos que pudiendo comprarlo todo, no encontraron forma de salvarse o de salvar a los suyos; y pobres que, aun contando con todo el apoyo, tampoco pudieron salvarse ni salvar a los suyos”.

“El dinero y los bienes materiales ayudan mucho cuando son bien empleados y adquieren dimensión social; sin embargo, cuando se los considera como fin y no como medio es idolatría”, dispara en la misma línea.

¡Basta de mezquindad!
“¡Basta de mezquindad, basta de excesiva acumulación del dinero y de los recursos en pocas manos! que tiene su contra parte en la exclusión de muchos. Recordarán todos que, al inicio de la pandemia, con el susto natural, se hicieron muchas y lindas promesas de reforma; la mayoría de ellas quedaron en el olvido”, expresa.

Solicita “poner punto final epidemia nacional de la impunidad”. Asegura, además, que “la corrupción también mata, aunque para ello no adquiere una forma similar al Covid 19”. Alega que, como toda enfermedad, también “es posible encontrar la forma de curar la corrupción”. Exige al Gobierno “encontrar la manera de extirpar este mal”.

No es fácil que un corrupto se arrepienta y cambie porque ha entrado en un fango que lo absorbe y lo ahoga. No obstante, las Sagradas Escrituras nos enseñan el ejemplo de Zaqueo que siendo un corrupto recaudador de impuestos encontró en Jesús la ocasión de su conversión con efecto social porque se propuso dar la mitad de sus bienes a los pobres y devolver 4 veces más de lo que ha robado (cf. Lc 19,1-10).

Presupuesto General de la Nación
Reprocha el endeudamiento extremo del país, visualizado en el Presupuesto General de la Nación. “Resulta que desde hace unos doce años ese presupuesto es deficitario, lo que significa que se endeuda al país sin respaldo. De esa manera, como consecuencia, el endeudamiento aumenta año tras año. Todos sabemos lo que pasa cuando gastamos más de lo que ganamos, y lo que pasará en el futuro si continuamos sin planificar bien dando prioridad a aspectos superfluos”, expresó.

En otro punto, menciona que “solo gozan de buena salud quienes se alzaron con casi todas las licitaciones y compras sobrefacturadas de emergencia para supuestamente responder con eficiencia a los rigores del covid”. Asegura que es necesario organizar con más firmeza y eficacia la aplicación de la ley a quienes la infringieron para quedarse con la mayor parte del presupuesto de salud en tiempos de plena pandemia. Sobre el punto, exige un Poder Judicial verdaderamente independiente y no subordinado a personas influyentes y grupos de poder.

En el ojo a municipalidades
La carta señala que tienen en la mira a las autoridades municipales recientemente electas. “Tantas historias negativas conocemos de las administraciones municipales. Principalmente historias de latrocinios, que la justicia ignora. Y nos preguntamos, ¿qué pasa con las familias de estas personas: intendentes, concejales, administradores cuestionados, ¿denunciados y casi nadie condenado?”, cuestiona.

“Hoy por hoy la violencia adquiere otras formas, como la que implementan los forajidos del Norte, secuestrando, asesinando a personas inocentes, y extorsionando a las instituciones al punto de mantenerlas maniatadas, sin mucho margen de respuestas legales. Esa es la triste realidad que soportaron varias familias y soportan, hoy, las familias de Oscar Denis, Félix Urbieta y Edelio Morínigo, secuestrados y sin noticias ciertas para sus atormentados allegados”, lamenta.

Educación
El extenso documento, señala además que “el oportunismo y la picardía política de las elites partidarias hacen que la educación pública sea relegada todas las veces. Sin importar el signo político de los gobiernos de turno, nuestra educación siempre es calificada en todos los exámenes internacionales de pésima y atrasada”.

“No obstante, parece haber señales del inicio de un proceso de renovación de la misma, ante la ya triste evidencia: niños sin terminar la primaria, jóvenes que buscan trabajo en condiciones de analfabetos funcionales y adultos condenados a vivir el resto de sus vidas sin competencia y por ende sin poder aprovechar las oportunidades existentes. Frente a este cuadro es fácil deducir que la violencia es el refugio natural de la franja marginal de la población excluida y se explica que la disputa por el poder, en vez de una búsqueda de servicio, sea el más cómodo acceso al manejo de la corrupción para ejercer control y dominio de la pobreza”, expone.

Finaliza apuntando que “el país necesita cuanto antes cambiar. Cambiar el perfil de sus líderes. No cambiar personas simplemente. Necesitamos líderes íntegros, honestos, con mentalidad sana, confiables, comprometidos con la verdad, serviciales y ambiciosos con el cumplimiento de sus planes y promesas empeñadas”.

Fuente: elnacional.com.py

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